Richard Buckminster Fuller (1895-1983), fue un arquitecto, diseñador, visionario, escritor e inventor, que se hizo famoso por el estudio que hizo sobre los domos geodésicos. Intentó crear un espacio para habitar más sostenible y más humano, que además pudiese ser fácilmente construido por cualquier persona. Partiendo de la figura geométrica más sencilla y más resistente que existe, el triángulo, y basándose en los sólidos platónicos, desarrolló una de las estructuras más fuertes que se conocen. Su forma curva es capaz de soportar terremotos de gran magnitud, además de vientos huracanados o la acumulación de nieve. Son estructuras que se autosustentan, por lo que no necesitan columnas, y son relativamente fáciles de construir y transportar.
Ventajas de vivir en una vivienda circular
La forma interior producen flujos de aire caliente o frio que sirven para controlar la temperatura interna, eliminando así los posibles puntos fríos. Debido a esto, actúa reflejando y concentrando el calor en el interior, lo que previene además la perdida de calor.
Estabilidad estructural:
Gran estabilidad estructural al estar compuesto por triángulos que son elementos indeformables, con unas cualidades excelentes para la resistencia a movimientos sísmicos, y temporales de vientos, lluvia e incluso nieve.
Estabilidad térmica:
La estabilidad térmica se produce al ser una semiesfera, ya que el flujo de aire es circular y como resultado es fácil de calefaccionar.
La sección que apunta al sol es menor debido a su curvatura, no variando la temperatura.
Eficiencia energética:
Esta característica hace que se pueda aprovechar el sol y la luz, si están bien orientadas las ventanas.
Esto permite que el domo sea muy eficiente energéticamente con el consiguiente ahorro de energía eléctrica y disfrutar de energias limpias.
Recordemos que nuestra primera vivienda antes de nacer, fue una especie de domo, en la que nos sentíamos totalmente protegidos.